La Era del Cataclismo
La leyenda del cataclismo se repite cada 100 años en Hyrule y dice así: un guerrero elegido por la espada destructora del mal y una princesa descendiente de la diosa Hylia, derrotarán al
demonio Ganon.
Los Sheika, una tribu muy antigua, les presta su avanzada tecnología. Entre ellos: un ejército de Guardianes (unos robots gigantes con láseres), la Piedra Sheika (una reliquia antigua con forma de tabla con poderes asombrosos) y las cuatro Bestias Divinas (unos robots gigantes que ayudarán al héroe y a la princesa a derrotar a Ganon). Cada Bestia Divina tiene que ser pilotada por el elegido de cada tribu.
La Bestia Divina del agua es Vah Ruta, que es pilotada por la campeona de la tribu zora, la princesa Mipha.
La Bestia Divina del fuego es Vah Rudania, que es pilotada por el campeón de la raza goron, Daruk.
La Bestia Divina del rayo es Vah Naboris, que es pilotada por la campeona y matriarca de la tribu gerudo, Urbosa.
La Bestia Divina del viento es Vah Medoh, que es pilotada por el campeón orni, Revali.
La princesa llamada Zelda, acompañada por su guardaespaldas Link junto a la sheika Impa, van reuniendo a los elegidos.
Al terminar, todos van en búsqueda del héroe legendario. Para eso tienen que ir al bosque Kolog, donde se encuentran a Obab, el jefe Kolog, que les ayuda a llegar al pedestal donde descansa la espada destructora del mal. Mientras esperan al elegido, Ganon envía una horda de secuaces para atacar a la princesa Zelda. Entonces, Link, saca la espada maestra del pedestal para salvar a la princesa. Al acabar la batalla, el Gran Árbol Deku, el protector de la espada destructora del mal, bendice a Link con la palabra de la diosa Hylia.
Después de eso, volvieron a Hyrule para volverse más fuertes y los pilotos comienzan a entrenan para estar a la altura para derrotar a Ganon. Al mismo tiempo que Zelda intentaba hacer salir su poder, ayudaba a los pilotos con las Bestias Divinas.
Cuando volvían de la Montaña de la Muerte (lugar de los Goron) vieron desde lo lejos el castillo de Hyrule siendo poseído por Ganon el cataclismo. Los pilotos corren a sus respectivas Bestias Divinas, mientras que Zelda y Link corrían hacia el castillo.
Los pilotos, al llegar a sus Bestias Divinas, encontraron unos demonios creados por Ganon, los cuales les derrotaron.
Zelda estaba desesperada, no solo porque los elegidos murieron, también se debía a que Hyrule estaba acabado. Link intentó animarla pero unos guardianes poseídos por Ganon le cortaron el paso. Link derrotó unos cuantos pero estaba hecho polvo. En ese momento unos guardianes apuntaron a Link, él intentó defender a Zelda pero no pudo y cayó al suelo. Los guardianes iban a disparar, pero Zelda consiguió encontrar sus poderes y lanzó una onda de luz que derrotó a los guardianes. Link estaba inconsciente pero vivo. La espada maestra empezó a brillar dando señales de que había oportunidades de ganar.
Llevaron a Link al santuario de la vida, que se encontraba en la Meseta de los Arbores, mientras que a la espada maestra con el Gran Árbol Deku. Zelda fue al castillo de Ganon a retenerlo durante 100 años.
Finalmente, después de esos 100 años, Link despierta con amnesia y empieza el juego de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, en la que Link tendrá que liberar a los espíritus atrapados en las Bestias Divinas, recordar lo que pasó hace 100 años, superar los 120 santuarios con la piedra Sheikah, conseguir las 999 semillas kolog y derrotar a Ganon y finalmente salvar a Hyrule.
Los fans esperamos a que en el siguiente Nintendo Direct se revele más información de su secuela; Zelda Breath of the wild.
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